Eramos muchos los que en el pasado seguíamos con pasión una serie como Expediente X, y con mayor fervor a uno de sus personajes, que por su carisma impregnaba la serie de un especial haz de luz en los momentos en los que el argumento flaqueaba: indudablemente hablo del personaje de Fox Mulder, interpretado por un inimitable David Duchovny.
Duchovny ha pasado con más pena que gloria, la verdad sea dicha, por las pantallas de los cines prácticamente durante toda su carrera como actor, sufriendo una cierta condena eterna por su constante encasillamiento por su interpretación en la obra de Chris Carter durante nueve temporadas. Su éxito más sonado fue compartiendo cartel con Brad Pitt en 1993 con el largometraje Kalifornia, dirigido por Dominic Sena, y en el que encarnaba a un escritor.
El destino ha querido que el actor vuelva por la puerta grande con una producción de nombre similar, Californication, e interpretando a otro escritor, en este caso un personaje hecho prácticamente a su medida: Hank Moody.
Si uno siguió las peripecias personales del personaje de Mulder verá indudablemente múltiples similitudes en el de Moody. Ambos son en sintesis las caras de una misma moneda. La ironía y mordacidad que acompañaban a uno hacen gala por su gran presencia en el otro. La compenetración de ambos es tal que da la sensación de estar viendo al agente del F.B.I. en un estadío vital siguiente y ante una nueva profesión liberal como es la de novelista.
Hank sufre en sus carnes las cosechas del éxito por su genial obra, y es que para él todo es una especie de condena ya que gracias a ello se ha convertido en un ser solitario que prácticamente ha perdido a la mujer de su vida, y que lucha por mantener a su hija de su lado. Si a ello le sumamos que ha devenido en un mujeriego incontestable, así como en un drogadicto en ciernes y un alcohólico casi profesional, el cóctel que se asoma es explosivo para él y para todos los que le rodean. Con Moody, la definición de bohemio adquiere un nuevo significado.
Californication nos cuenta en cada uno de sus episodios las vivencias de este personaje, de carisma colosal, y su constante cruzada por vivir el día a día en el que persigue su gran sueño de volver a ser quien fue. Alguien de carácter fuerte que sin embargo cae con extrema facilidad ante las tentaciones más terrenales...
Duchovny ha pasado con más pena que gloria, la verdad sea dicha, por las pantallas de los cines prácticamente durante toda su carrera como actor, sufriendo una cierta condena eterna por su constante encasillamiento por su interpretación en la obra de Chris Carter durante nueve temporadas. Su éxito más sonado fue compartiendo cartel con Brad Pitt en 1993 con el largometraje Kalifornia, dirigido por Dominic Sena, y en el que encarnaba a un escritor.
El destino ha querido que el actor vuelva por la puerta grande con una producción de nombre similar, Californication, e interpretando a otro escritor, en este caso un personaje hecho prácticamente a su medida: Hank Moody.
Si uno siguió las peripecias personales del personaje de Mulder verá indudablemente múltiples similitudes en el de Moody. Ambos son en sintesis las caras de una misma moneda. La ironía y mordacidad que acompañaban a uno hacen gala por su gran presencia en el otro. La compenetración de ambos es tal que da la sensación de estar viendo al agente del F.B.I. en un estadío vital siguiente y ante una nueva profesión liberal como es la de novelista.
Hank sufre en sus carnes las cosechas del éxito por su genial obra, y es que para él todo es una especie de condena ya que gracias a ello se ha convertido en un ser solitario que prácticamente ha perdido a la mujer de su vida, y que lucha por mantener a su hija de su lado. Si a ello le sumamos que ha devenido en un mujeriego incontestable, así como en un drogadicto en ciernes y un alcohólico casi profesional, el cóctel que se asoma es explosivo para él y para todos los que le rodean. Con Moody, la definición de bohemio adquiere un nuevo significado.
Californication nos cuenta en cada uno de sus episodios las vivencias de este personaje, de carisma colosal, y su constante cruzada por vivir el día a día en el que persigue su gran sueño de volver a ser quien fue. Alguien de carácter fuerte que sin embargo cae con extrema facilidad ante las tentaciones más terrenales...
"Ni el alcohol, ni las drogas, ni el tabaco, ni conducir borracho y drogado van a acabar matándome, sino que será la vida misma la que acabará conmigo".
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