miércoles, 15 de abril de 2009

Ridícula justicia


Páginas dedicadas a las crónicas de sociedad que podemos hallar día a día en cualquier diario impreso o digital; espacios radiofónicos en boletines informativos; matinales televisivos en horarios de audiencia vespertina... Todos ellos dedican diariamente un rincón a denunciar continuas imperfecciones en la aplicación de la justicia en nuestro país.

Algunos alegan que estamos ante un sistema legislativo que pretende reflejar una realidad distinta a la que se vive en las calles de cualquier ciudad o pueblo español. Sin embargo, tal problema endémico encuentra muchas veces su síntoma en una aplicación arbitraria de la justicia por aquellos que, teóricamente, son garantes de uno de los principios básicos de la sociedad democrática.

La justicia es uno de los pilares básicos de un estado de derecho. En días como estos en los que doy gracias por que haya gente que cuestione la existencia de tal término jurídico en sociedades occidentales, uno desea reflexionar sobre cuestiones varias que afectan a un sistema que atrapa a los ciudadanos, llegando a asfixiarlos.

Órdenes de alejamiento no fundadas, discriminaciones positivas que no hacen más que incrementar la desigualdad, presuntos culpables que son apaleados públicamente sin que se haya probado esencialmente su involucración, sentencias y autos judiciales arbitrarios... No es esta una denuncia generalista, en absoluto, pero en días como estos en los que vivimos inmersos en la sociedad de la desinformación cabe de vez en cuando alzar el grito en el aire para clamar por una sociedad idealista que jamás llegará.

Cartas al presidente del Gobierno, al Defensor del ciudadano... Trámites vacuos, que no sirven de nada salvo que estén arropados por campañas mediáticas de tal magnitud. Francamente lamentable.

Al menos debemos de regodearnos en nuestra propia opulencia democrática ya que tenemos la suerte de no vivir en un estado dictatorial y supresor de los derechos fundamentales como decenas de los que existen en el globo terráqueo.

Los seres sociales pueden cuestionar la mera convivencia en una "sociedad social"... ¿no?.

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