Hoy es un día muy triste para el deporte. Apenas hace escasamente unas pocas horas los principales medios de comunicación recibieron un comunicado por parte de la organización del Rally Dakar en el que se anunciaba que debido a la latente amenaza terrorista por parte de Al-Qaeda existente en Mauritania se decidía la suspensión de la que iba a ser la trigésima edición del raid más famoso del planeta. Finalmente las advertencias del Ministro de Exteriores francés, Bernard Kouchner, han surtido efecto.
Obviamente la seguridad de los pilotos, mecánicos, personal organizador y demás miembros de la caravana del Dakar son lo primero, así como también la de la población local de los territorios que la carrera en su tour hacia el Lago Rosa recorre. Sin embargo el debate no se centra en la seguridad de un evento en concreto, sino en el hecho de que se puede estar dando un hecho sin precedentes en el deporte: la coherción de la libertad de muchos en favor de la amenaza creada y promovida por unos pocos.
La amenaza del terrorismo existe; es una amenaza global a la que cabe hacer frente. Una lucha sin cuartel en la que el enemigo se caracteriza por no dejar quasi ni el más mínimo reducto de seguridad y paz a la sociedad mundial. El deporte debería de estar totalmente al margen de ello, extremo que debería de aplicarse para la supresión de esa extraña relación triple entre deporte - economía - política, que fragua cada día que pasa un mayor descontento de los aficionados al deporte en general que ven que cada día que pasa todo va cambiando.
He ahí por tanto el debate: la afectación de un hecho evidente como el del terrorismo en algo como el deporte.
Puede que estemos ante el final del Rally Dakar. La organización ha prometido que la edición de 2009 devolverá la ilusión de la afición tras el varapalo sufrido por la suspensión de la presente. Ya se empiezan a buscar fórmulas de recorrido, en su mayoría basadas en la idea de que quizá haya llegado el momento de abandonar el continente africano en pro de Sudamérica o Asia. Sin embargo el Dakar siempre ha sido y será sinónimo de África. El raid por excelencia del continente negro.
La noticia es de candente actualidad, recién horneada, y no cabrá esperar mucho para comenzar a observar las primeras reacciones a la suspensión de la carrera. Deportistas, medios de comunicación, y sociedad en general pueden decir la suya ante las consecuencias de una noticia polémica como ésta.
¿Se están poniendo los primeros cimientos para el fin del deporte?.
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