Los abandonos están siendo la nota predominante este año en la ronda gala. Primero Vinokourov, luego Moreni y hoy finalmente Rasmussen, el que hasta la etapa de hoy era el líder con justicia de un Tour plagado de polémica, como ya ocurriese el pasado año con Landis y su positivo por testosterona. ¿Que está ocurriendo?.
La sombra del dopaje es alargada y desde hace unos años no ha dejado de empañar una de las competiciones más duras del panorama del deporte mundial, paradigma durante toda su historia de virtudes como la lucha y el sacrificio. Todo por alcanzar la meta en París vistiendo con ello el famoso maillot amarillo en un podium en los Campos Elíseos. Es la gloria del ciclismo.
Atrás parece que quedan en la memoria de muchos aquellas gestas en la ronda gala de grandes del ciclismo como Anquetil o Merckx, sin olvidar a unos más recientes Induráin o Armstrong. Todo ello en beneficio de la lacra que supone el dopaje en el deporte, algo que no hace más que cuestionar grandes gestas realizadas por hombres cuya pasión por el ciclismo es tal que llegan a morir en olvidadas carreteras por un sueño.
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