miércoles, 14 de noviembre de 2007

La buena suerte

Cuentan que un granjero vivía en una pequeña y pobre aldea. Sus paisanos le consideraban un hombre afortunado porque tenia un caballo que utilizaba para labrar y transportar la cosecha. Sin embargo un día dicho caballo se escapó. La noticia corrió de boca en boca pronto por el pueblo, de manera que al llegar la noche, los vecinos fueron a consolarlo por aquella grave pérdida; ¡Qué mala suerte has tenido!. La respuesta del granjero fue un sencillo "puede ser".

Pocos días después el caballo regresó, trayendo consigo dos yeguas salvajes que había encontrado en las montañas. Enterados los aldeanos acudieron de nuevo, esta vez a darle la enhorabuena y comentarle su buena suerte, a lo que él volvió a contestar: "puede ser".

Al día siguiente, el hijo del granjero trató de domar a una de las yeguas, pero está lo arrojó al suelo y el joven se rompió una pierna. Los vecinos visitaron al herido y lamentaron su mala suerte; pero el padre respondió otra vez: "puede ser".

Una semana más tarde aparecieron en el pueblo los oficiales de reclutamiento para llevarse a los jóvenes al ejercito. El hijo del granjero fue rechazado por tener la pierna rota. Al atardecer, los aldeanos que habían despedido a sus hijos se reunieron en la taberna y comentaron la buena estrella del granjero, más este, como podemos imaginar, contesto nuevamente: "puede ser".

1 comentario:

El Cinema de Hollywood dijo...

Parece que el protagonista de esta historia era un experto en relativizarlo todo.