Fue Tomás Moro quien por ver primera en la historia acuñó el término "utopía" en su obra homónima. El autor nos presentaba gracias a la narración en primera persona de su protagonista una sociedad organizada racionalmente, en la que no se contemplaba el menor error, y en el que se conjugaban en una plena armonía todos y cada uno de los elementos propios de la vida social del ser humano para con los demás. Aunque hay quien haya podido pensar que la sociedad perfecta que supone dicha "utopía" es idealista y posible, con el devenir de los tiempos dicha idea muta en algo imposible. De hecho en la traducción al español de la obra de Tomás Moro que realizó Francisco de Quevedo, "utopía" significaba simplemente "no hay tal lugar".
La idea de "utopía" halla su antónimo en la de "distopía"; una sociedad donde la realidad transcurre en términos totalmente opuestos y en los que el totalitarismo más exhacerbado cobra el protagonismo.
Tres obras clave en la historia de la literatura nos presentan sociedades distópicas emplazadas en un futuro muy cercano; sociedades que han mutado por el desarrollo de corrientes sociales en su teórica actualidad y que han devenido en apocalípticas. Hablo de: Un mundo feliz (Aldous Huxley), Fahrenheit 451 (Ray Bradbury) y 1984 (George Orwell). En las tres la historia gira, con matices no muy distintos, en torno a la rebelión antisistema; la subversión ante sociedades descorazonadoras en las que se propaga la idea surrealista de que la libertad se consigue con la esclavitud. No existe la libertad de pensamiento; se cohercibe la libertad física; no hay esperanza.
Dicha "Trilogía de la Distopía" es pieza fundamental para entender elementos clave de muchos movimientos considerados disidentes de determinados régimenes a lo largo de los años en la política mundial. Son profundos ensayos político-sociales enmarcados en novelas que exigen de una profunda reflexión.
El miedo a una sociedad orwelliana existe.
2 comentarios:
En el mundo del comic, tenemos otra representación de sociedad distopica: V de Vendetta, de Alan Moore.
En el libro de G.VATTIMO "Ética de la interpretación" se trata profundamente acerca de la contrautopía a la que haces referencia.
La utopía del siglo XX se caracteriza por un género literario como es la contrautopia. Su cumplimiento ralla la imposibilidad, pero es plasmada como posible en las artes utópicas, y esto, se traduce en la total infelicidad de la gente que orienta su vida hacia esta imposibilidad. Los factores del nacimiento de la contrautopia permanecen parcialmente en las experiencias negativas de un periodo de la 1ª Guerra Mundial, dónde predomina una sociedad con una organización rígida y de fuerte disciplina social. Por otro lado, el factor determinante es la contrafinalidad de la razón o dialéctica del iluminismo ( según Adorno y Horkheimer), que genera la hipótesis que la racionalización del mundo se vuelve contra la razón, y que el progreso que comporta puede conducir a posibilidades y riesgos catastróficos para la vida. La causa de dicho hecho proviene del racionalismo moderno, entendido como planificación racional; una deducción de un mundo ideal a partir de la comprensión racional de la esencia humana y sus posibilidades y vocación. De este racionalismo moderno se desprende una utopía metafísica, en la que se acepta la esencia del hombre, y una utopía tecnológica, que se sirve de las posibilidades de la tecnología.
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