jueves, 15 de noviembre de 2007

Si pudiésemos reducir la población de la Tierra a una pequeña aldea de exactamente 100 habitantes, manteniendo las proporciones existentes en la actualidad, resultaría algo lo siguiente:

Habría

57 asiáticos.
21 europeos.
14 personas del hemisferio oeste (tanto norte como sur) y 8 africanos.
También
52 serían mujeres, 48 hombres.
70 no serían blancos, 30 serían blancos.
70 no cristianos, 30 cristianos.
89 heterosexuales, 11 homosexuales.
6 personas poseerían el 59% de la riqueza de toda la aldea y los 6 (si 6 de 6)
serían norteamericanos.
80 vivirían en condiciones infrahumanas.
70 serían incapaces de leer.
50 sufrirían de malnutrición.
1 persona estaría a punto de morir; 1 persona estaría a punto de nacer.
Sólo 1 (sí, sólo 1) tendría educación universitaria. En esta aldea habría 1 persona con ordenador.

Al analizar nuestro mundo desde esta perspectiva tan comprimida es cuando se hace más aparente la necesidad de aceptación, entendimiento, tolerancia y educación.

Si te has levantado esta mañana con más salud que enfermedad, entonces eres más afortunado que los millones de personas que no sobrevivirán esta semana.

Si nunca has experimentado los peligros de la guerra, la soledad de estar encarcelado, la agonía de ser torturado o las punzadas de la inanición, entonces estás por delante de 500 millones de personas.

Si puedes acudir a la iglesia sin temor a ser humillado, arrestado, torturado o muerto... eres más afortunado que 3.000 millones de personas en el mundo.

Si tienes comida en la nevera, ropa en el armario, un techo sobre tu cabeza y un lugar donde dormir, eres más rico que el 75% de la población mundial.

Si guardas dinero en el banco, en tu cartera y tienes algunas monedas en el cajón... ya estás entre el 8% más rico de este mundo.

Si tus padres aún viven y están casados... eres una persona muy rara.

Si puedes leer este mensaje, acabas de recibir una doble bendición; eres mucho más afortunado que los más de 2.000 millones de personas en este mundo que no pueden leer.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Representativo, espeluznante y real. Deberíamos tenerlo en cuenta mucho más a menudo.