martes, 13 de mayo de 2008

Película de la semana: La semilla del Diablo (1968)


Uno de los grandes clásicos del séptimo arte está considerada por Manu´s site como la película de la semana: La semilla del Diablo.

Sinopsis: Rosemary (Mia Farrow) y Guy (John Cassavetes) componen una pareja de recién casados que se muda a un apartamento en el centro de la gran ciudad de Nueva York. A pesar de que el edificio no guarda buena fama, el joven matrimonio pronto se adapta a su nuevo hogar, y al poco tiempo conocen a una pareja de ancianos vecinos suyos. Pese a las objeciones de Rosemary, Guy pasa cada vez más tiempo con sus nuevos amigos. Los acontecimientos se suceden, y tras el aparente suicidio de una joven vecina, que se había hecho amiga de Rosemary antes de morir, la protagonista queda embarazada, lo que le supondrá enormes cuidados por parte de sus nuevos vecinos.

Estamos ante uno de los grandes clásicos del cine, con total y absoluto merecimiento, y del que estoy completamente seguro muchos de vosotros ya habreis oido hablar. Basado su argumento en la novela homónima de la fallecida en 2007 Ira Levin, la trama transcurre bajo las premisas del más puro y profundo terror psicológico. Con ella una actriz como Mia Farrow, francamente bella en el metraje del film, logró uno de sus mejores registros; y con una producción como ésta Roman Polański obtuvo el reconocimiento de la crítica internacional por su gran valía como director. Pero a qué precio...

Si una palabra acompaña la senda de La semilla del Diablo es la de la polémica. Dicen que fue el rodaje de la película lo que le brindó la posibilidad de alzarse con la gloria, pero también se dice que fue el causante de un brutal episodio que marcó Polański de por vida, y a la sociedad del momento.

Cuentan que durante la producción del film, y semanas posteriores al estreno del mismo, tanto el director como la cúpula directiva de la productora de la película recibió cuantiosas amenazas de muerte por parte de sectas satánicas; dichas amenazas se basaban según las mismas en el hecho de que la producción contenía muchos de los secretos que el satanismo había guardado con sumo celo y que de una forma bastante explícita era mostrado en La semilla del Diablo. Con el tiempo el grupo de fanáticos fue en aumento y la figura de Polański cobró protagonismo como el futuro centro de una posible concepción de algún "castigo".

Corría el año 1969. Por aquellos tiempos el director se había mudado a una enorme mansión de Cielo Drive en la ciudad de Los Ángeles donde tuvo lugar uno de los sucesos que marcaría su vida, tanto personal como cinematográfica. Su mujer, la actriz Sharon Tate, que se encontraba embarazada de ocho meses, fue una de las víctimas de la masacre que la banda del psicópata Charles Manson realizó en dicha casa. Tate cenaba en casa con cuatro amigos cercanos a la pareja, entre los que se encontraban Abigail Folger, hija de Peter Folger; Jay Sebring (famoso peluquero de estrellas de Hollywood que además les suministraba drogas), William Garretson y Voyteck Frykowsky, novio de Abigail Folger. Todos fueron brutalmente torturados y masacrados por miembros de la secta de Manson. Los sucesos tuvieron lugar mientras Polanski se encontraba en Londres preparando otro largometraje, El Día del Delfín, film que jamás terminó. El suceso ocurrió la madrugada del 9 de agosto y Polanski tenía en mente regresar el día 12 a tierras norteamericanas, tras haber estado desde el 20 de Julio en la capital británica. El primer sospechoso que tenía la polícia fue el propio Polanski, sin embargo, pronto se demostró su inocencia pasando por el detector de mentiras. Pasaron las semanas y la única prueba que se encontró fueron unas gafas en la escena del crimen, la cual fue utilizada por Polański para intentar averiguar si los asesinos se encontraban dentro de su círculo de amistades cuyo resultado fue negativo. Cabe destacar que nunca se hubiese encontrado a los asesinos si no fuese porque uno de ellos, Susan Atkins, que había sido arrestada y encarcelada por el robo de un vehículo, confesó a su compañera de celdas que había asesinado a la actriz Sharon Tate... Ésta, ante el asombro, corrió a decirselo al encargado de la seguridad. El chivatazo fue probablemente debido a que Polański ofrecía una suculenta suma de dinero a todo aquel que pudiera ofrecer pista alguna acerca de los asesinos, que en este caso fue repartida por dicha prisionera y un hombre que encontró en una papelera una de las armas utilizadas por la banda en el crimen. El puzzle se fue formando; los asesinos fueron la "familia" de Manson, un grupo de híppies e iluminados que seguían las órdenes de su líder, Charles Manson, hasta la muerte. Fueron todos condenados a muerte, pero la pena de muerte se abolió en California a principios de los años setenta, por lo que Manson y su grupo siguen entre rejas luego de casi cuarenta años.

Una pieza exquisita que como veis ha ido e irá acompañada siempre de ese halo de la polémica ya nombrada con anterioridad. La película además de constituir un hito para el cine de terror es fuente de inspiración de numerosos largometrajes que fueron estrenados con posterioridad; incluso la concepción de terror psicológico acuñada en el film sienta las bases de obras posteriores como El resplandor o El sexto sentido.

La historia y la ambientación son las mejores bazas de La semilla del Diablo. La tensión nos acompaña durante las más de dos horas de metraje, a pesar de que la escena en general de la película se centra en escenas de conversación y tremendamente pausadas. Es todo un ejemplo del hacer buen cine; todo un paradigma de lo que debe de ser una buena dirección basada en un genial argumento. Una de esas películas en las que la intervención de los actores, por muy bien que lo hagan, no deja de ser meramente anecdótica, quedando relegados a un segundo plano ante la magnitud de la epicidad del largometraje. Aunque claro es que es bueno recordar su presencia.

Los actores están a la altura de la producción. A la gran interpretación de Farrow cabe sumarle la de un ya en ese momento consagrado Cassavetes. Recalco también la contribución de la actriz Ruth Gordon que gracias a su interpretación obtuvo el Oscar a la Mejor actriz secundaria. Cabe destacar la gran contraposición que existe entre los dos grandes bloques de personajes. Por un lado tenemos al personaje de Rosemary, sinónimo de fragilidad; por el otro el del resto de personajes que transmiten al espectador una profunda inquietud.

Valoración: 8.

Pros: una de las mejores películas de la historia del séptimo arte, y a la par una de las obras maestras de uno de los directores más reputados como Roman Polański.

Contras: puede acusar para algunos de ser algo lenta.

Curiosidades: el film estuvo censurado durante varios años en diversos países latinoamericanos debido al contenido satánico del mismo; la Iglesia católica llegó a condenarlo aduciendo que contenía "un mensaje peligroso para los fieles". En la versión original, la voz que se oye por teléfono y que es la del actor que de pronto se queda ciego dejando el campo libre al esposo de Rosemary, es la de Tony Curtis. Fue la primera película americana de Polański, el cual se concentró en adaptar fielmente el "best seller" en el que se basa. Tanto se esforzó en conseguirlo que hasta los colores de los decorados y de la ropa de los personajes son exactamente tal y como se describen en la novela; Sharon Tate hace una pequeña aparición como una de las amigas de Rosemary invitadas a la fiesta en su apartamento.

1 comentario:

El Cinema de Hollywood dijo...

Una película mítica de la historia del cine. Sus exteriores fueron rodados en el también mítico edificio Dakota, frente al Central Park. Un edificio de apartamentos conocido por haber sido residencia de muchos famosos, entre ellos John Lennon, que fue tiroteado en la puerta principal en 1980. Desde luego, es un edificio estéticamente bastante aterrador. Una excelente localización de rodaje.