miércoles, 26 de diciembre de 2007

La elección

El genial Woody Allen en una ocasión en el transcurso de una entrevista confesó que si el ser humano fuese capaz de concebir la cantidad de oportunidades que ha perdido como consecuencia de haber salido de casa cinco minutos antes, o cinco minutos después caería en la más profunda de las desesperaciones... Una frase que recoge la riqueza y magnitud de la vida en sí misma y que supone una buena reflexión acerca de los caminos que podríamos haber tomado y que no lindan con nuestro rumbo actual.

El poder de elección es una de las virtudes de las que el ser humano posee por naturaleza y que configuran tanto el presente como, sobretodo, el futuro. Nos marca de por vida y nos transforma en suma medida por su gran fuerza.

Imaginad por un momento que barajamos varias opciones. A priori la situación es muy positiva: la posibilidad de poder elegir entre un amplio abanico nos aporta un gran activo a nuestro favor. Sin embargo si lo pensais detenidamente al poco tiempo de encontraros ante dicha situación, ese amplio espectro de elección resulta de poca ayuda. De ahí que fácilmente podamos extraer la idea de que la amplitud de opciones, más que facilitar el llegar a buen puerto, no ayuda a la elección. Si a eso le sumamos una reflexión teórica, con una clara practicidad, como la de Allen nos encontramos ante un sinfín de posibilidades cada minuto que pasa.

Un exceso de abundancia claramente supone un laberinto de contradicciones. De hecho podríamos decir que cuantas más opciones se le plantean a un individuo más tiempo dedica éste a la elección y menos al disfrute.

El problema definitivo puede nacer cuando tomada ya una decisión se produce la sensación crónica de cierto remordimiento o de sensación de duda que muchos habrán experimentado, y que puede llegar a convertirse en crónica si uno no le pone remedio.

Pensad en supuestos prácticos no enrevesados y que forman parte de la vida cotidiana: ¿hubieseis conocido a esa persona especial si no hubieseis salido esa noche?; ¿habría cambiado vuestra vida si hubieseis elegido una opción laboral o estudiantil distinta?...

Millones de combinaciones posibles, tantas como minutos tiene el día. La pregunta es: ¿habeis elegido bien?.

3 comentarios:

El Cinema de Hollywood dijo...

Tal como dice Woody Allen, es mejor no plantearse si nuestras elecciones han sido las correctas para evitar entrar en un proceso de reproches que no lleva a ningún lado. Lo mejor es aceptar las decisiones y el camino que vamos tomando convencidos de que es lo mejor que podemos hacer.

Anónimo dijo...

Sean buenas o malas, las decisiones son esencia de nuestro libre albedrío, algo que nadie nos puede quitar ni usurpar. Si los resultados son buenos o malos ya es una cuestión exógena, hay que aceptarlos y responsabilizarnos por ellos igualmente, la variedad es muy grande, cualquier cosa puede venir, incluso mejor de la que esperábamos!. Hay quien dice que no existe la casualidad sino la causalidad, el resultado de la decisión tomada es bueno, sea cual sea ya que es nuestro y en su momento fué el mejor. Un abrazo Manu.

Anónimo dijo...

¡1000 visitas Manu!¡de haber apostado te habría ganado!. Te felicito amigo. Besos