Si existe el destino, la providencia, en ocasiones ésta guarda a determinadas personas un proyecto que por su relevancia debe de ser asumido como lo que es: algo de una extraordinaria magnitud que exige de una gran responsabilidad; carga de conciencia tal que puede conformar nuestro futuro para el resto de nuestros días. Simon Wiesenthal es uno de esos sujetos sobre los que recayó en el siglo XX uno de esos proyectos. Esta es su historia.
Wiesenthal, ucraniano de nacimiento, vió la luz un 31 de diciembre de 1908 en la localidad antaño perteneciente a Austria-Hungria de Buczacz. Desde muy joven mostró auténtica pasión por la arquitectura, a la que se dedicó profesionalmente durante toda su vida. Su carrera sin embargo se vió truncada con la invasión alemana, gracias a la que fue capturado y enviado durante un largo periplo de varios años hasta a 12 diferentes campos de concentración.
Escapó de milagro de la ejecución en numerosas ocasiones, y durante su cautiverio intentó suicidarse cortándose las muñecas para evitar la tortura. Wiesenthal consiguió tomar nota de los nombres de cada uno de los criminales nazis que participaron en el genocidio y una vez liberado por las tropas de EEUU del campo de concentración de Mathausen se dedicó exclusivamente a buscarlos. Unos 89 miembros de su propia familia fueron asesinados por los nazis.
El personal proyecto había sido definido: se dedicaría en cuerpo y alma a localizar e identificar criminales de guerra nazis que se encontraban fugitivos, para así llevarlos a la justicia.
Su primera contribución fue la aportación de documentación para la acusación en los archiconocidos Juicios de Nuremberg, y en el almacenaje de datos destinados al creado en 1947 Centro de Documentación Judía en la ciudad austriaca de Linz.
A partir de ahí se fraguó una prolífica relación con la agencia de espionaje israelí, el Mossad, que daría sus frutos en la captura y condena de criminales nazis: a modo de anécdota por recalcar un caso en concreto, gracias a la obra de Wiesenthal las autoridades pudieron procesar en 1963 a Karl Silberbauer, conocido por ser el oficial de la Gestapo responsable del arresto de Ana Frank.
En el año 1977 fundó el Centro Wiesenthal en la universidad Jeshiva de Los Ángeles, Estados Unidos, que en la actualidad tiene más de 400.000 miembros y sedes en Toronto, Buenos Aires, Jerusalén y París. El Centro denuncia el antisemitismo, vigila los grupos neonazis, trabaja con los Museos de Tolerancia de Los Ángeles y Jerusalén y ayuda a llevar ante la justicia a los criminales de guerra nazis.
Tras 58 años de trabajo, Wiesenthal anunció en el mes de abril de 2003 su retiro, argumentando que había encontrado a todos los genocidas que había estado buscando y les había sobrevivido. Según sus propias palabras "...Si hay algunos pendientes, ya son demasiado viejos y débiles para afrontar ahora un juicio. Mi trabajo esta hecho...".
Wiesenthal falleció en sus aposentos el 20 de septiembre de 2005 a la avanzada edad de 96 años. Consiguió a lo largo de su larga vida, llevar ante la justicia a más de 1.100 criminales de guerra y reos de la humanidad en todo el mundo. En cierto modo, el órgano de reciente creación, el Tribunal Penal Internacional se constituye en heredero de su necesaria e importante labor.
El 19 de febrero de 2004, Gran Bretaña decidió nombrarle Caballero Honorífico en reconocimiento a "toda una vida de servicio a la humanidad." La orden de Caballería también reconoció el trabajo del Centro Simon Wiesenthal. Nuestr protagonista también obtuvo la Medalla de Oro del Congreso de los Estados Unidos, la Medalla por la Libertad Holandesa, la Medalla por la Libertad de Luxemburo o la Legión de Honor francesa, así como las condecoraciones de los grupos de resistencia de Austria y Francia.
El personaje de Yakov Liebermann en la novela de Ira Levin Los niños del Brasil está basado en Simon Wiesenthal, y él mismo hace una aparición como un personaje menor en Odessa, novela de Frederick Forsyth, otorgando información a un periodista alemán que intenta localizar a un criminal de guerra nazi.
Su contribución a la humanidad sin embargo no está exenta de críticas: el también cazanazis Tuviah Friedman acusó a Wiesenthal de numerosas mentiras que lo engrandecían y de hacerse rico con el caso de Eichmann. También se dice, siempre según Peter Novick y Yehuda Bauer, que Wiesenthal falseó el número de "víctimas del Holocausto no judías" en los cómputos oficiales.
Todo ello contribuye en mayor o menor medida en engrandecer el mito de todo un personaje digno de merecer un rincón en nuestra sección Perfiles.
Wiesenthal, ucraniano de nacimiento, vió la luz un 31 de diciembre de 1908 en la localidad antaño perteneciente a Austria-Hungria de Buczacz. Desde muy joven mostró auténtica pasión por la arquitectura, a la que se dedicó profesionalmente durante toda su vida. Su carrera sin embargo se vió truncada con la invasión alemana, gracias a la que fue capturado y enviado durante un largo periplo de varios años hasta a 12 diferentes campos de concentración.
Escapó de milagro de la ejecución en numerosas ocasiones, y durante su cautiverio intentó suicidarse cortándose las muñecas para evitar la tortura. Wiesenthal consiguió tomar nota de los nombres de cada uno de los criminales nazis que participaron en el genocidio y una vez liberado por las tropas de EEUU del campo de concentración de Mathausen se dedicó exclusivamente a buscarlos. Unos 89 miembros de su propia familia fueron asesinados por los nazis.
El personal proyecto había sido definido: se dedicaría en cuerpo y alma a localizar e identificar criminales de guerra nazis que se encontraban fugitivos, para así llevarlos a la justicia.
Su primera contribución fue la aportación de documentación para la acusación en los archiconocidos Juicios de Nuremberg, y en el almacenaje de datos destinados al creado en 1947 Centro de Documentación Judía en la ciudad austriaca de Linz.
A partir de ahí se fraguó una prolífica relación con la agencia de espionaje israelí, el Mossad, que daría sus frutos en la captura y condena de criminales nazis: a modo de anécdota por recalcar un caso en concreto, gracias a la obra de Wiesenthal las autoridades pudieron procesar en 1963 a Karl Silberbauer, conocido por ser el oficial de la Gestapo responsable del arresto de Ana Frank.
En el año 1977 fundó el Centro Wiesenthal en la universidad Jeshiva de Los Ángeles, Estados Unidos, que en la actualidad tiene más de 400.000 miembros y sedes en Toronto, Buenos Aires, Jerusalén y París. El Centro denuncia el antisemitismo, vigila los grupos neonazis, trabaja con los Museos de Tolerancia de Los Ángeles y Jerusalén y ayuda a llevar ante la justicia a los criminales de guerra nazis.
Tras 58 años de trabajo, Wiesenthal anunció en el mes de abril de 2003 su retiro, argumentando que había encontrado a todos los genocidas que había estado buscando y les había sobrevivido. Según sus propias palabras "...Si hay algunos pendientes, ya son demasiado viejos y débiles para afrontar ahora un juicio. Mi trabajo esta hecho...".
Wiesenthal falleció en sus aposentos el 20 de septiembre de 2005 a la avanzada edad de 96 años. Consiguió a lo largo de su larga vida, llevar ante la justicia a más de 1.100 criminales de guerra y reos de la humanidad en todo el mundo. En cierto modo, el órgano de reciente creación, el Tribunal Penal Internacional se constituye en heredero de su necesaria e importante labor.
El 19 de febrero de 2004, Gran Bretaña decidió nombrarle Caballero Honorífico en reconocimiento a "toda una vida de servicio a la humanidad." La orden de Caballería también reconoció el trabajo del Centro Simon Wiesenthal. Nuestr protagonista también obtuvo la Medalla de Oro del Congreso de los Estados Unidos, la Medalla por la Libertad Holandesa, la Medalla por la Libertad de Luxemburo o la Legión de Honor francesa, así como las condecoraciones de los grupos de resistencia de Austria y Francia.
El personaje de Yakov Liebermann en la novela de Ira Levin Los niños del Brasil está basado en Simon Wiesenthal, y él mismo hace una aparición como un personaje menor en Odessa, novela de Frederick Forsyth, otorgando información a un periodista alemán que intenta localizar a un criminal de guerra nazi.
Su contribución a la humanidad sin embargo no está exenta de críticas: el también cazanazis Tuviah Friedman acusó a Wiesenthal de numerosas mentiras que lo engrandecían y de hacerse rico con el caso de Eichmann. También se dice, siempre según Peter Novick y Yehuda Bauer, que Wiesenthal falseó el número de "víctimas del Holocausto no judías" en los cómputos oficiales.
Todo ello contribuye en mayor o menor medida en engrandecer el mito de todo un personaje digno de merecer un rincón en nuestra sección Perfiles.
1 comentario:
Un personaje clave en la historia del siglo XX, y un ejemplo a seguir por su trabajo incansable en favor de una noble causa.
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